La depresión no es solo estar triste, es una enfermedad que altera el ánimo, el pensamiento, el sueño y la capacidad de funcionar en lo cotidiano.
Cuando un ser querido atraviesa por depresión, la primera reacción muchas veces es querer “arreglar” la situación o minimizarla, sin embargo, esto puede aislar aún más a la persona afectada. Por eso, es importante acompañar sin juzgar y para hacerlo posible existen herramientas como: escuchar con empatía, usar palabras que no invaliden, así como crear redes de apoyo y buscar ayuda profesional.
En México, se reportan alrededor de 3.6 millones de casos de depresión en adultos.
La depresión puede manifestarse de diferentes maneras: como el agotamiento constante, pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban, cambios en el apetito o sueño, dificultad para concentrarse y tener pensamientos negativos en repetidas ocasiones. En México, se reportan alrededor de 3.6 millones de casos de depresión en adultos, quienes han sido diagnosticados con depresión y más del 15% de la población adulta presenta síntomas depresivos en distintos grados, según una encuesta hecha por el INEGI.
Estos números reflejan que la depresión es una enfermedad muy frecuente y que, en la actualidad, los síntomas pueden llegar a minimizarse y no recibir la atención adecuada. Por esta razón, te compartimos una guía práctica que ofrece herramientas sencillas y aplicables para acompañar a alguien que atraviesa por esta situación.
Principios para acompañar sin juzgar
Acompañar a alguien que vive con depresión implica tener sensibilidad, paciencia y compresión. No se trata de encontrar soluciones rápidas, sino de crear un espacio seguro donde la persona pueda expresarse sin temor a ser juzgada. Estos principios pueden marcar una diferencia real:
- Priorizar la presencia sobre las soluciones.
Muchos familiares y amigos sienten el impulso de “arreglar” la situación por preocupación o desconocimiento. Pero la depresión no se resuelve con consejos simples. A veces, lo más poderoso es estar presente: sentarse juntos, compartir en silencio o simplemente mostrar disponibilidad. La presencia puede ser sinónimo de “No tienes que pasar por esto solo”. También recuerda preguntar si la persona quiere hablar antes de iniciar una conversación profunda.
- Valida los sentimientos sin minimizar lo que la persona vive.
Frases como “échale ganas”, “no es para tanto” o “tienes que ser fuerte” pueden hacer más daño que bien, porque minimizan la experiencia emocional. La validación, en cambio, abre la puerta a la confianza. Estas son algunas frases útiles:
- “Lo que sientes es muy pesado, gracias por compartirlo.”
- “Entiendo que esto te está costando mucho. Estoy contigo.
Validar no alimenta la depresión; permite que la persona se sienta acompañada mientras atraviesa un momento vulnerable.
- Practica la escucha activa, no la escucha para responder.
La escucha activa implica estar realmente presente en la conversación: mantener un lenguaje corporal abierto, evitar interrumpir y hacer preguntas que inviten a profundizar, como “¿Quieres contarme un poco más sobre eso?”. También puedes reformular para mostrar comprensión: “Entonces te sentiste así porque…”. Escuchar sin juicios permite que la persona sienta que su experiencia importa y que puede confiar en ti.
- Ofrece ayuda concreta y no general.
Decir “cuando necesites algo avísame” suele ser demasiado amplio. Las personas con depresión pueden sentirse abrumadas y no sabrán qué pedir y en qué momento hacerlo. Ayudas concretas pueden ser: “¿Quieres que hoy te acompañe a caminar diez minutos?”, “Voy al súper, ¿te llevo algo para la semana?”, “¿Quieres que busquemos opciones de terapia juntos?”.
- Respeta los tiempos, los silencios y los límites.
La depresión no avanza de manera lineal. Hay días mejores y días que parecen retrocesos. No presiones a la persona para que hable si no quiere, ni exijas que “ponga de su parte”. Respetar los tiempos evita que la persona se sienta incomprendida o presionada. Mantén abierta la puerta del acompañamiento, pero sin insistir.
- Mantén una comunicación libre de juicios y expectativas
Evita etiquetar, moralizar o comparar con expresiones como “eres dramático”, “hay gente peor que tú”, “eres negativo” o “la gente agradecida no piensa así”. Cambia el enfoque hacia una comunicación compasiva con frases como “Estoy aquí para ti”, “Cuenta conmigo, ¿cómo te gustaría que te apoye?”, “no tienes que sentirte mal por sentirte así.”
Qué decir y qué evitar (frases prácticas)
- Decir: “No estás solo/a”, “Gracias por decirme cómo te sientes”, “¿Quieres que busquemos un profesional juntos?”
- Evitar: “Anímate”, “Tienes que salir más”, “No lo pienses tanto” o “es por tu bien”.
Usar un lenguaje que reconozca la experiencia ayuda a reducir la vergüenza y el aislamiento.
En México existe la Línea de la Vida: 800 911 2000, atención 24/7 para crisis de salud mental y adicciones. También puedes contactar servicios locales de emergencia si hay riesgo inminente
Señales de alerta: cuándo actuar urgentemente
Si notas ideas de muerte o suicidio, plans concretos, frases como “ya no puedo más”, o cambios severos en conducta (aislamiento extremo, consumo de sustancias), actúa de inmediato:
- No dejes sola a la persona.
- Contacta a un profesional.
- En México existe la Línea de la Vida: 800 911 2000, atención 24/7 para crisis de salud mental y adicciones. También puedes contactar servicios locales de emergencia si hay riesgo inminente.
Cómo apoyar en el día a día
- Fomentar rutinas pequeñas: alimentación, sueño, caminatas cortas.
- Acompañar a citas médicas o terapéuticas.
- Cuidar tu propia salud emocional.
- Mantener constancia incluso cuando parezca que no necesitan apoyo.
- No tomar el rechazo como algo personal.
- Impulsar la atención profesional cuando sea necesario.
- Evitar la sobreprotección, acompaña sin controlar.
Acompañar con respeto y sin juicio es uno de los actos más poderosos que podemos ofrecer a una persona que vive con depresión. Estar presente, escuchar con atención y validar lo que siente, sin intentar corregirlo ni apresurar su proceso, puede aliviar el aislamiento y la carga emocional.
Facilitar el acceso a ayuda profesional y sostener el acompañamiento en el tiempo, incluso en los momentos difíciles, puede marcar una diferencia real entre la desesperanza y el camino hacia la recuperación.