La hipertensión arterial es uno de los principales problemas de salud en México. Según datos de la Secretaría de Salud, 30 millones de personas viven con esta condición.
La hipertensión cardiovascular, es decir, el daño que esta enfermedad provoca en el corazón y los vasos sanguíneos, es actualmente una de las principales causas de muerte en México. Su estrecha relación con hábitos como la mala alimentación, el estrés y el sedentarismo resalta la urgencia de enfocar los esfuerzos en la prevención.
Hábitos como el consumo de alimentos ultraprocesados como botanas, refrescos y comidas rápidas, la baja ingesta de frutas y verduras, y el abandono de la actividad física diaria terminan creando las condiciones ideales para su desarrollo.
Reconocer los síntomas de esta enfermedad puede ser un desafío, ya que en muchos casos el paciente no experimenta molestias claras. Cuando aparecen, suelen ser signos inespecíficos como dolor de cabeza, mareo, visión borrosa, zumbido de oídos o palpitaciones, síntomas que a menudo se confunden con otras condiciones menos graves y, por tanto, pasan desapercibidos.
Por ello, es fundamental realizar chequeos periódicos de la presión arterial. Este monitoreo debe ser prioritario en personas mayores de 40 años, con antecedentes familiares de hipertensión o que padecen diabetes, dislipidemia u obesidad. El monitoreo regular es una herramienta fundamental para detectar la enfermedad a tiempo y evitar desenlaces trágicos.
¿Cómo evitar este padecimiento?
Prevenirlo es posible si se modifican ciertos factores en el día a día:
- Adoptar una alimentación equilibrada, privilegiando el consumo de frutas, verduras, granos enteros, legumbres, pescados y carnes magras, al mismo tiempo que se limita el consumo de azúcares, grasas saturadas y, sobre todo, sodio.
- Reducir su uso en la cocina, evitar ultraprocesados y leer etiquetas puede ayudarte a mantener tu presión arterial en equilibrio. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) sugiere no exceder los 5 gramos de sal al día.
- Realiza al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana. Caminar, nadar o andar en bici no solo te ayuda a mantener un peso saludable, también fortalece tu corazón y cuida tu salud cardiovascular.
- Técnicas como la meditación, el yoga, la respiración profunda o simplemente dedicar tiempo a actividades recreativas pueden disminuir la presión arterial y mejorar la calidad de vida de quienes las practican.
- Finalmente, es vital acudir a revisiones médicas periódicas y medir tu presión con regularidad, especialmente si vives en zonas con poco acceso a servicios de salud. Detectar a tiempo y seguir el tratamiento adecuado puede marcar la diferencia en tu salud cardiovascular.
La hipertensión es, en gran medida, prevenible, pero requiere de un esfuerzo conjunto entre la sociedad, los profesionales de la salud y las autoridades. Cambiar el rumbo de esta enfermedad implica modificar los pequeños hábitos cotidianos que, aunque parecen inofensivos, tienen un profundo impacto en nuestra salud.